Estamos agotadas. hemos tenido un día lleno de sorpresas, y nunca nos hubiéramos imaginado acabar donde estamos ahora, en Barcelona. Al llegar al aeropuerto a las 7:00am, dispuesta a encontrarme con el resto y facturar, me dan la noticia de que el vuelo sale en ese mismo momento, no una hora más tarde como habíamos supuesto. Momento de crisis: vuelo cerrado, no podemos facturar. Menuda cara de tonta se me ha quedado, ya pensaba que nos quedabamos en Bilbao. Por suerte han retrasado el vuelo, les hemos dado la murga a las azafatas y hemos conseguido llegar hasta las puertas de embarque dos horas mas tarde.
Con un pie ya en el avión, nos dicen que está averiado... lo que faltaba. Nos cancelan el vuelo.
Desayunando en el aeropuerto
Hemos aprovechado para pedir lo más rico del menú peeeeero mis macarrones con mozzarella y albahaca han resultado ser pasta con queso de burgos y espinacas. Las pechugas con salsa satay, no llevaban salsa. El salmón de Irene resultó ser MERO... y así sucesivamente. El postre de chocolate se salvaba.
Pasillos del hotel
Dos bellezones que nos encontramos...
A la tarde hemos aprovechado para ver Barcelona y reservar desde un locutorio el alojamiento en Dubrovnik. No tenemos nada preparado, todo sobre la marcha.
La vuelta al hotel desde Plaza Catalunya ha sido una Odisea, 2 horas de autobús. Hemos llegado a las 3 de la madrugada, y hemos dormido como lirones.
Plaza Catalunya al atardecer
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