No hemos dormido más de 4 horas y nos quedan 7 en autobús hasta Split. El día ha amanecido gris y lluvioso. El viaje en autobús ha sido muy incómodo. Han vendido más tickets que asientos había en el bus, por lo que algunas iban de pie, o sentadas en el pasillo. A mi lado un niño no dejaba de dar la bara.
Y yo me he quedado sin desayunar porque mis amigas se han comido una bolsa de 200 galletas entre 2. Ha sido un viaje super guay.
Nada más llegar ha caido un chaparrón... sí, sí, metiendo el dedo en la yaga!
Al menos ha despejado enseguida. El hostal que teníamos reservadoes una habitación de 8 en un bajo. Abres la ventana y ves los pies de los viandantes por la acera.
Nos hemos dado una ducha fresquita y hemos salido a recorrer la ciudad.
Split es totalmente turístico. Algo así como Salou, pero con centro histórico, el cual está masificado y lleno de tiendas de souvenirs, heladerías, bares... Andar se hace dificil, y encontrar un cróata aún más. Solo hay guiris, y lo peor de todo es que nosotras formamos parte de ese grupo.
Llegadas a este punto del viaje, hemos decidido aminorar un poco la marcha y tomarnos estos últimos días con más calma. Toca dejar de ver tantas cosas y descansar más.
Nos hemos tomado un heladito sentadas en el puerto. La temperaura era perfecta. Tras otro paseo por el palacio diocesiano y el puerto, hemos vuelto al albergue.
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